Una mala postura nunca viene sola. Parece obvio cuando lo entiendes, pero si nunca te paras a analizarlo de verdad, nunca encontrarás una solución diferente a que un médico te recete un analgésico para el dolor.
La postura es muy importante, pero su resultado no tiene un único origen: puede ser por predisposiciones genéticas (algunos casos de gente con una espalda cifótica, vaya, con chepa); también viene dada por cuestiones emocionales (ser inseguro y encogerte, o todo lo contrario e ir con los hombros bien abiertos y la columna larga); pero sin duda uno de los factores que más le afecta son las malas posturas repetidas en nuestro día a día. Horas sentados en el trabajo, el ratón del ordenador, el coche, el sofá… todas ellas, dicho sea de paso, muy relacionadas con el sedentarismo. Nuestro cuerpo no está pensado para el tipo de vida que llevamos. Digo yo, que dentro de millones de años estemos adaptados a este estilo, aunque no sé si duraremos tanto…
La realidad a día de hoy, es que se pasan muchas horas con los hombros rotados y la cabeza adelantada, posiciones que acarrean numerosos problemas, que aunque no garantizan la presencia de dolor, suelen estar bastante relacionadas. Muchas veces se manifiesta como dolor en cuello, hombros, trapecio o incluso dolores de cabeza y bruxismo. Todo esto, muy relacionado con el estrés, a nivel físico se manifiesta en forma de tensión muscular que genera pesadez, rigidez e incomodidad. Y esto se convierte en esa mosca cojo…- que no deja de molestarte desde que te levantas por la mañana hasta que te acuestas por la noche. Ese dolor sordo al que en verdad tú estás dando permiso para que forme parte de tu vida.
Pero gracias a la evolución de la ciencia en todos los sectores, la forma de entender el cuerpo y sus mecanismos ha avanzado y ahora conocemos mucho más los por qués y las compensaciones que se producen en el cuerpo fruto y consecuencia de nuestro estilo de vida. Y es ahí donde hay que ahondar. Esa curiosidad se tiene que despertar de forma individual, para dar un paso más y buscar una reconciliación con el cuerpo, porque es tu compañero de viaje, y si no está bien, esas pequeñas molestias te medrarán día a día.
Justo en esto se enfoca Dar Movement: en ti; en encontrar tus problemas y darles solución. Esto se consigue a través de buscar, analizar y encontrar el origen de las malas posturas. Una vez las tenemos identificadas empezamos a trabajar sobre ellas, con mimo, relajamos aquella musculatura que nos tiene rígidos, damos movilidad a esas articulaciones bloqueadas y tratamos progresivamente de devolverlas a su posición original. Y mientras todo esto ocurre trabajamos sobre toda la musculatura desinhibida, dormida, que no hace su trabajo de forma eficiente.
Todo este proceso se adapta a la velocidad de aprendizaje de cada uno, y tu atención e interés son lo más importante ya que en ellos reside la eficacia del método: que tú aprendas a moverte.
Y mientras vas tomando conciencia de tu cuerpo y entendiendo lo que en él está pasando, los cambios y las mejoras van llegando solas. Cada vez estás más ágil, tienes menos sensación de pesadez, adquieres correctas técnicas de movimiento para tu vida diaria, aprendes
a comunicarte y conocer tu cuerpo y por ende, tratarlo bien para que te dure muchos años.
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